miércoles, 16 de abril de 2008

Los 300 x 10 = 3.000


Niña de ocho años, nacida en el Yemen es forzada a casarse con un hombre de treinta años que no se conforma con violarla y le propina palizas durnate todo el tiempo que se ve forzada, con la ayuda de su propia familia, a sobrevivir con él. Un muy muy buen día, la niña consigue escapar de su torturador y tras un proceso judicial es devuelta a su familia, la misma que entregó a una niña a un hombre para que hiciese uso de ella, y al marido frustrado le han indemnizado con 150 euros, que en la zona debe ser una pequeña fortuna.


Si esto nos parece vergonzoso y escandaloso, especialmente teniendo en cuenta que la comunidad internacional asume que es algo que sucede de manera sistemática en el país, no menos nos lo puede parecer que el supremo representante de una organización religiosa condene con unos años de retraso, unos siete, que se avergüenza de los comportamientos de aquellos de sus ministros que abusaron de niñas y niños durante muchas décadas. Hasta este punto me encuentro totalmente a favor de lo dicho por el representante, pero me preocupa que no condene que las familias de esas niñas y niños hayan alcanzado lo que se viene a llamar un "acuerdo económico" para resolver los problemas; yo mas bien lo llamaría comprar a las familias para evitar consecuencias penales mayores, lo que por cierto ha llevado a la ruina a la organización que hasta ha tenido que vender algunas de sus propiedades, como aquel famoso cantante...


¿Dónde están los derechos de las y los menores?, ¿Dónde se encuentran los guardianes de la moral que supuestamente defiende el interés superior del menor?... muchas preguntas y pocas respuestas a un problema, los abusos contra la infancia, extendido y crónico.





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