lunes, 17 de marzo de 2008

5 años e infinitos tropiezos.


Durante la presente semana se cumplen cinco años de la entrada norteamericana en Irak para buscar las tan manidas “armas de destrucción masiva”. Afortunadamente el 75% de los asistentes a la reunión celebrada en las Islas Azores, en la que se decidió proceder a la invasión, han reconocido que no era cierto que existiese armamento químico o de gran calibre escondido en el país, aunque afirman que era imprescindible derrocar al dictador, que recordemos habían posicionado previamente.



Muchas vidas, mejor dicho demasiadas, han sido segadas en el conflicto. Los intereses económicos y los conflictos subyacentes han provocado sufrimiento a millones de personas con motivo de esta guerra “humanitaria”. Por desgracia, a la luz de todo lo sucedido, se ha demostrado que la decisión de ingresar en el país o bien era errónea o se gestionó de forma inadecuada (esta tesis es sostenida en el día de hoy por el Financial Times).


El caos y la violencia se han adueñado de la sociedad Iraquí, este mismo efecto ha tenido la invasión de Afaganistan y la intervención en múltiples conflictos que no ocupan espacios en los medios por la inexistencia de recursos naturales en sus subsuelos. La perspectiva meramente economicista cuando se trata de intervenir para resolver un conflicto fija nuestra atención en uno de los lugares más peligrosos del mundo y nos hace olvidar otros muchos en los que la vida de la ciudadanía también se encuentra amenazada.



Hoy no puede ser el día en el que recordemos los errores del pasado, debe ser el día en que miremos hacia el futuro y en el que exijamos a quienes tomaron la nefasta decisión de forma unilateral e ilegal, que deben reconocer el error cometido y aportar su esfuerzo a la construcción de una solución viable que nos permita no recordar en 2009 que la guerra continúa desde hace seis años.


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