martes, 28 de octubre de 2008

Song to a Siren.



En ocasiones la existencia conlleva situaciones que pueden resultar surrealistas; descubrimientos sorprendentes e inquietantes que nos ayudan a despertar y redescubrir los propios objetivos. Aprender a aprovechar estas situaciones para enfocarnos otra vez y recordar las cosas realmente importantes es posiblemente una de las lecciones más importantes que podemos adquirir a lo largo de la vida.

El otro día hablaba con alguien sobre sus expectativas existenciales. En repetidas ocasiones recordaba que su padre le había enseñado mucho sobre cómo y cuánto apostar en cada situación vital, el riesgo asumible y los esfuerzos vanos. Resultó ser una conversación humanamente constructiva pues vengo desde aquel momento cuestionándome algunos aspectos de la existencia, relacionados conmigo mismo principalmente, y pienso que estoy alcanzando algunas respuestas.

No resulta demasiado sencillo conocer las propias metas, pues a veces las necesidades materiales y las costumbres nos ciegan y evitan que podamos ver nuestras carencias verdaderas. B"H, hace algún tiempo que he podido comprender que las prioridades pueden cambiar pero que en su esencia se mantienen inalterables y dotan de sentido nuestra existencia. Por supuesto que no voy a relatar cuáles son mis objetivos, entre otros motivos se encuentra que algunos de ellos aún no se como puedo verbalizarlos aunque se que se encuentran ahí... únicamente quiero escucharme o, mejor dicho, leerme para afirmar esta idea en mi interior.

Las respuestas a cuestiones vitales importantes van surgiendo desde diferentes fuentes a lo largo del camino, pero muchas otras cuestiones, a veces relacionadas con esos descubrimientos surrealistas sobre los que hablaba al principio, no parecen tener una explicación clara y pueden provocar que la herida que comenzaba a cerrarse se reabra y comience a generarse una cicatriz claramente visible en nuestras emociones. Cuando parece que comienzas no a olvidar sino a recordar de otra forma las experiencias vividas junto a alguien te das cuenta de que en el pasado has escuchado promesas eternas, afirmaciones categóricas que en este momento confunden tu percepción de la realidad y no puedes hacer otra cosa que preguntarte: Si la promesa era eterna ¿cuántos meses o años dura la eternidad? y ¿cómo es posible olvidar y recuperarse en tan poco tiempo?, ¿qué valor poseen las afirmaciones taxativas de alguien que parece buscar justificar sus actos ocultos? y muchas otras preguntas más que me asaltan ahora mientras esucho Song to a Siren de Ivri Lider... una cosa si que la tengo clara, pienso seguir caminando por la vida tratando de tener los pies en el suelo y sin escuchar los cantos de la sirena a la que canta el amigo Ivri.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me gusta leerte, pues si, como siempre tienes toda la razón.La persona que te habló de apostar por unas causas si y otras no, creo que es bastante coherente y quizá un día nosotros apostemos por el, pero de momento calma.
El resto de sorpresas y decepciones son inevitables, y nos acompañarán siempre en nuestro recorrido por la vida, sólo tenemos que aprender a convivir con ello y a no dejar que siembren el odio o el rencor en nuestro corazón, que está para cosas mucho más importantes que para guardar ofensas.
Gracias por los mimos de ayer. TQ

Santi dijo...

Las prioridades cambian, al igual que cambia nuestra escala de valores a lo largo de la vida.

Eso es evolucionar.

Tan sólo podemos esperar conseguir con los años ser mejores de lo que somos ahora, y rodearnos de aquellos a los que podamos aportar y nos aporten.

Los años nos darán sabiduría para ello. No dejemos nunca de aprender a ser mejores, y ojalá se convierta en uno de nuestros principales objetivos aportar a los demás en vez de aportarnos a nosotros mismos.

Si el día en que muramos alguien dice de nosotros "aquí yace una buena persona" nuestra existencia habrá tenido sentido.

Anónimo dijo...

Hola javer! Hay una cosa que comparto plenamente contigo: un pie siempre en el suelo. alerta.