martes, 11 de diciembre de 2007

"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional"


En este momento me dispongo a crear mi blog y he de reconocer que desconozco todas las herramientas y potencialidades ligadas al mismo. Bajo el peso de este motivador misterio he de comenzar a incluir algunos contenidos, sin olvidar que mi disposición plena hacia el aprendizaje del manejo de esta página debe convertirse un medio que le otorgue operatividad y atractivo, a fin de evitar caer en el tedio o generar una maraña que me atrape en mi propio diálogo de besugos. Me gustaría, antes de concluir esta cortísima introducción, expresar mi deseo de que quienes accedan a mis contenidos puedan aportarme otras visiones y realidades diferentes a la mía propia, enriqueciendo este humilde rinconcito del mundo virtual: GRACIAS.
"Buda dijo: El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional."
Con esta reflexión ajena, pero que desde hace al menos cinco años trato de hacer mía, he dado comienzo a muchas de las charlas que he mantenido y mantengo con quienes me acompañan en la práctica de las habilidades sociales y comunicativas, resultando siempre una buena excusa para acercarnos a la felicidad y su construcción.
La felicidad como "Satisfacción, gusto o contento" (segunda acepción del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua) no desagrada a nadie, siendo perseguida y construida por quienes habitamos la Tierra. Al respecto de esta cuestión siempre me ha preocupado que, desgraciadamente, para el logro de la felicidad empleamos demasiado tiempo en perseguirla, olvidando que es mejor atleta que quienes tratamos de darle alcance sin querer saber que no es un valor absoluto sino que, como muchas otras cosas en la vida, posee matices que pueden conducirnos a diversos tipos y momentos de felicidad. Es a partir de esta afirmación cuando las personas con las que establezco la plática comienzan a diverger en sus opiniones estableciendo dos bases principales. Por un lado, quienes afirman que la felicidad no existe, pues piensan que una vez alcanzada desaparece y no es posible que regrese nunca más y en el otro extremo quienes creen que en el continuo de la vida existen escasos momentos en los que se genera un espejismo de la felicidad. En muy contadas ocasiones he coincidido con personas que reconozcan que si bien ser feliz de forma continuada es imposible, si podemos ser felices desde la construcción de una realidad en la que sintamos la satisfacción de realizarnos como personas y no la de perseguir bienes materiales o situaciones personales pseudo-exitosas que no han de contribuir a nuestro bienestar.
La última opción podría resultar excesivamente optimista, pero no es así pues en realidad ser felices, así como sentirnos desgraciados, supone un ejercicio de baja intensidad si lo practicamos habitualmente. En este punto es en el que podemos retomar la cita con la que comenzaba nuestra conversación, evidenciando que si bien a lo largo de nuestra existencia podemos encontrarnos con situaciones que nos generen dolor (físico y/o emocional), siempre podremos escoger si deseamos prolongar dicho dolor y generar un sufrimiento intenso en torno a este o si preferimos superar de una forma saludable los contratiempos que cualquier persona puede padecer. En lo referente al sufrimiento que genera el dolor tampoco suele existir acuerdo entre las personas que asisten a las sesiones y aquellas que creen que la felicidad es un hecho puntual que no puede repetirse nunca opinan, en un gran número de ocasiones, que el dolor siempre genera un sufrimiento que no se puede superar con el tiempo. El grupo que opina que la felicidad es un espejismo suele manifestar habitualmente que dolor genera sufrimiento y que este puede superarse tras un periodo de tiempo mas o menos prolongado. En este caso el tercer grupo, con el que también manifiesto abiertamente mi acuerdo, suele exponer posiciones intermedias en las que afirman que cualquier inconveniente que pueda surgir en nuestras vidas es susceptible de ser superado de manera exitosa, siempre y cuando así lo deseemos, exigiéndonos una dedicación variable en función del factor o suceso que nos genere el mencionado dolor (pues claramente no es lo mismo enfrentarnos al fallecimiento de un ser a quien amamos o la pérdida de un empleo, por ejemplo).
Sentir la dicha de vivir es por lo tanto una decisión, conclusión que también se desprende de un interesante texto titulado "La historia de Pepe" y que suelo emplear habitualmente para concluir la discusión sobre el dolor, el sufrimiento y la felicidad. La elección es simple y a pesar de que todas las personas deseamos seleccionarla, no siempre somos capaces por lo que debemos aprender y practicar para conseguirlo.

4 comentarios:

cris dijo...

que bueno esta el tio de la foto

casanova dijo...

estoy tremendamente deacuerdo con el comentario de cris. y sobre todo con unos pantalones de cuadros que le acen un culin....jejejejeje

en serio: gracias por enseñarme a ver muxas cosas d mi misma, y d lo q soy capaz.

Anónimo dijo...

Realmente animo espero que con este blog puedas seguir enseñandonos a todas muchas cosas.Animo!!!!

Anónimo dijo...

Enhorabuena , ya lo leere mas atentamente , jejje besos nene
ah te lo has currao mucho