lunes, 31 de diciembre de 2007
jueves, 27 de diciembre de 2007
Preocupado sin remedio.
1 Muere Benazir Bhutto a manos del integrismo que obedece a intereses que desconozco y afirma luchar contra el laicismo, las perversiones que generan ciertas extensiones de algunos derechos (como la igualdad entre mujeres y hombres) y contra otros enemigos de un código interesadamente interpretado. Este magnicidio me ha forzado a revivir lo sentido cuando aquel varón asesinó al añorado primer ministro Yitzjak Rabin, dejando huérfana a una paz que feneció antes de germinar, dejando la tierra de oriente medio desprotegida y a merced de las tormentas de ira y odio que parecen comenzar a reproducirse ya en Pakistán tras la muerte de la que también fuese primera ministra de este país.
2 Un representante institucional de un grupo religioso con gran poder en nuestro contexto ha expulsado dos afirmaciones que me han sorprendido y, en mayor medida, aterrado. En primer lugar ha dicho que algunas personas menores de edad, en especial aquellas que tienen trece, catorce o quince años, desean sufrir los abusos de los adultos que se rinden ante sus libidinosas “provocaciones”. Yo me pregunto qué persona equilibrada puede asumir que los contoneos de una niña o niño pueden generar deseos de índole sexual en alguien que resulta ser de forma evidente mucho mayor y que en caso de establecer un contacto o relación lo hará con una clara superioridad en cuanto a madurez, etc.
En otro orden de cosas, el varón a quien me refiero ha reiterado el respeto que su organización siente hacia los homosexuales y posteriormente ha reseñado que será la homosexualidad como “fenómeno” la causante de la ruina de nuestra civilización, tal y como ya lo fue de otras en el pasado. No puedo continuar hablando de esta cuestión pues es probable que la implicación me genere una reacción visceral que nuble mi razón, si algo conservo aún después de éste trágico día. Aún así, os facilito dos enlaces para que podáis conocer la información con mayor detalle y la contrastéis.
3 En cuanto al ámbito local he recibido dos noticias preocupantes sobre la situación de exclusión que padecen aún demasiadas personas de nuestro entorno por diversas situaciones o realidades personales.
Bueno, estas son las cosas que suceden cuando nos topamos con los comentarios apocalípticos de quienes custodian la que consideran verdad universal, determinan lo que es natural y tratan de imponer por todos los medios posibles su pensamiento a una población que puede no estar unánimemente de acuerdo. Tres ámbitos diferentes, tres situaciones distintas pero subyace tras ellas una realidad constatable: la falta de respeto por la diversidad humana. Solamente quiero decir, antes de concluir, que me encuentro francamente preocupado.
jueves, 20 de diciembre de 2007
28 para 30
Últimamente he escuchado en un reconocido espacio radiofónico que “la de los 30 es una de las peores crisis a las que nos enfrentamos en la vida”. ¡Pues estamos bien!, por ahí tenemos que pasar todas las personas y mejor pasar que no llegar. Los argumentos aportados son claros así como fácilmente asumibles:
1 A los 30 años no somos ni demasiado mayores ni demasiado jóvenes.
2 Generalmente el banco participa de forma mayoritaria en la propiedad de nuestra vivienda y nuestros sueldos lejos de crecer se reducen ante un imparable incremento de los gastos asociados a la vida adulta.
3 Rara vez se han alcanzado los objetivos profesionales esperados.
4 Nuestra descendencia nos hace sentirnos demasiado mayores sin serlo o, si no tenemos, deseamos tenerla apresuradamente, siempre antes de una previsible decadencia fisiológica y/o gonadal.
5 Y una interminable lista de motivos por los que cualquiera desearía no llegar a la treintena.
Seguro que lo anterior es cierto pero además de esto debo decir que yo si he notado algunos cambios a lo largo de la progresión en la que inexorablemente me encuentro inmerso: he observado que el tiempo transcurre y lo hace, siempre que no decida detenerse: ¡a mi favor!; veintiocho tiende a treinta como los ríos van al mar (que ya lo decía Jorge Manrique) y no seré yo quien intente invertir el orden; el pelo comienza a clarear en una creciente frente que pronto llegará hasta la nuca gracias a la cuchilla y algunos otros cambios que en realidad no me preocupan demasiado. Existe una variación en mí que me inquieta un poco, pero a la que pienso poner remedio, esta consiste en que durante algún momento en los pasados veintisiete años he dejado de contestar que “tengo 17 para 18” si alguien me pregunta y seguro que se debe a que el incremento de la cifra se ha convertido en una amenaza que he percibido de forma errónea sin ser consciente de que seguir viviendo y crecer posee incontables ventajas. Desde este mismo momento contestaré que “tengo 28 para 30” y lo haré con una sonrisa en la boca.
No se cuales serán los motivos, pero este año por primera vez no siento la presión de la cercanía del día en que anualmente se celebra mi nacimiento (convencionalmente llamado cumpleaños), supongo que estoy comenzando a madurar pues me encuentro más cerca de los treinta que de los veinte y además, aunque parezca una locura, me alegro de aproximarme a mi personal crisis para la que, según la versión oficial, aún he de esperar dos años pero yo quiero comenzar a disfrutarla desde este momento.
domingo, 16 de diciembre de 2007
CURSO FORMACIÓN BÁSICA SOCIAL (15 y 16 de Diciembre de 2007).
viernes, 14 de diciembre de 2007
Tropezar y levantarse
He pensado no volver a caer en ninguna trampa, aunque finalmente he decidido que me interesa mucho más caer: siempre resulta muy divertido.